Y todos los anteriores puntos no tienen sentido si no se siguen bajo una estricta ética profesional. Como en otras profesiones, con los tiempos que corren, por desgracia, la ética profesional se ha ido perdiendo, llegando a crear una desconfianza en los pacientes hacia el clínico. Es por ello que en todos estos años que estamos ejerciendo, siempre nos hemos mantenido en la ética profesional y esto nos lo han agradecido los pacientes confiando en nosotros. Los tratamientos se deben explicar con la verdad, aunque estos no sean a veces del agrado del paciente, el cual nunca debe estar desinformado.